La seguridad informática toma un papel protagónico en la batalla contra el fraude bancario.
En la era pospandemia, el escenario financiero ha experimentado una transformación sin precedentes, llevando al crimen organizado a migrar sus estrategias tradicionales hacia el terreno digital.
Federico Aragona, director de ventas de MCA para F5 LATAM, opinó que la velocidad de esta transición ha sorprendido a muchos, dejando a los especialistas en negocios y riesgos en un segundo plano, mientras que la seguridad informática toma un papel protagónico en la batalla contra el fraude bancario.
Históricamente, el fraude bancario era abordado por expertos que entendían los mecanismos del negocio y evaluaban riesgos tangibles. Sin embargo, la explosión de transacciones en línea tras la pandemia ha elevado los niveles de fraude a tasas alarmantes, un 300% de incremento según cifras impactantes. Este cambio ha llevado a las entidades financieras a repensar sus estrategias, incorporando a profesionales de seguridad informática para contrarrestar la sofisticación de los ataques digitales.
La migración del fraude desde el ámbito físico al digital ha dejado en evidencia la necesidad de redescubrir y adaptarse a los nuevos desafíos. La realidad es que muchos bancos, aún no cuentan con soluciones especializadas para hacer frente al fraude digital. En lugar de ello, confían en seguros contra fraude o en soluciones que analizan transacciones en el momento, lo que a menudo resulta en una experiencia deficiente para el usuario.
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A replantear las inversiones
La falta de conciencia sobre la magnitud del problema ha llevado a que, en muchos casos, los ejecutivos bancarios no consideren prioritario invertir en la prevención del fraude digital. Esta perspectiva puede resultar costosa tanto en términos económicos como en la confianza de los clientes. La rapidez con la que evolucionan los métodos de fraude exige una respuesta ágil y proactiva, y los especialistas en seguridad informática son cruciales en este escenario.
Este fenómeno no solo representa un cambio en la lucha contra el fraude bancario, sino que también refleja un cambio cultural hacia la digitalización en toda la región. La ciberseguridad ya no es una opción, sino una necesidad imperante para proteger la integridad de las transacciones y la confianza del público. La tendencia es clara: las áreas de seguridad de la información deberán liderar la batalla contra el fraude, adoptando medidas preventivas y decisiones estratégicas para mantener la estabilidad en un entorno cada vez más volátil.
A medida que avanzamos, las expectativas en materia de tecnología son tan elevadas como las demandas que enfrentamos. La adopción de especialistas en seguridad informática en las áreas de fraude de las entidades financieras se presenta como una necesidad apremiante. Este cambio de paradigma no solo implica una respuesta más efectiva a los ataques, sino también un compromiso cultural y educativo en la lucha contra el fraude digital. El desafío está claro, y el éxito dependerá de la rapidez con la que las instituciones financieras abracen este cambio y reconozcan la importancia crítica de la seguridad informática en el panorama bancario del futuro.