Este año se cumplirán 55 años desde la primera referencia que se tiene de EARS, la primera impresora láser desarrollada por Xerox en sus laboratorios de Palo Alto, California.
Sin duda, fue un invento que revolucionó el mundo de la impresión, pero lo más sorprendente es que el principio tecnológico de este invento se ha mantenido intacto a lo largo de todos estos años.
Sin embargo, como ocurre con las tecnologías que no han experimentado cambios significativos en su estructura original durante tanto tiempo, nunca se diseñó pensando en el mundo en el que vivimos hoy.
Si bien nadie duda de su funcionamiento, ya que todos la hemos utilizado y podemos dar fe de su operatividad, resulta tremendamente ineficiente para la realidad actual.
Hace 55 años, muy pocas personas pensaban en variables como el cuidado del medio ambiente, el manejo eficiente de los recursos, la energía, los desperdicios, la contaminación, la huella de carbono y muchos otros aspectos que no existían antes. Sin embargo, en un mundo en el que cada día somos más conscientes de estas variables, la impresión láser debería tener los días contados.
La razón es muy simple: en el proceso de transferencia del tóner al papel, hay una etapa en la cual se funde el tóner para que se adhiera. Sin entrar en muchos detalles técnicos, cualquier lector puede entender que la cantidad de energía necesaria para fundir el plástico en una hoja, especialmente a las velocidades que las empresas requieren hoy en día, es enorme.
Pero no solo es el consumo masivo de energía lo que genera ineficiencia en el proceso, sino también el excesivo calor, lo que hace que sea una tecnología en la que las fallas no se pueden eliminar.
Por eso desde hace varios años la impresión ha sido uno de los servicios que más rápido se ha entregado a terceros en modalidad de outsourcing, ya que era muy complicado manejar los inventarios de repuestos y los mantenimientos, y por eso surgió una categoría de proveedores de servicios administrados que, de forma magistral, lograron resolver el problema administrativo de piezas, repuestos, mantenimientos, fallas y, sobre todo, bajas en el servicio.
Para las compañías que han tercerizado estos servicios, fue la gran solución. Lograron resolver un problema costoso y complejo, y aunque es mucho más económico que hacerlo “in-house”, los costos de la ineficiencia tecnológica se siguen pagando. Tal vez por eso el valor de cada página impresa parece tan costoso, especialmente en color.
Un nuevo paradigma tecnológico
En este escenario de presión por los costos y la eficiencia, cabe destacar que durante muchos años la tecnología y el costo de los consumibles han ido disminuyendo, lo que ha contribuido, en parte, a que el costo medio de la página impresa también vaya a la baja.
Esta tendencia ha permitido satisfacer la demanda de los clientes y seguir reduciendo aún más el precio promedio por página.
Para responder a esta presión a la baja por parte de los clientes, los proveedores de servicios han optado por diferentes alternativas, que se pueden agrupar en dos categorías: aquellos que se centran en activos y consumibles con costos de adquisición menores, pero que al final sacrifican la calidad del servicio, y aquellos que han invertido en sus procesos, la excelencia operativa y su modelo de servicio.
Estos últimos obtienen mejores resultados en términos de niveles de servicio y una mayor oportunidad de competir con valor.
Sin embargo, existe una nueva categoría de proveedores de servicio que apostaron por una ecuación aún más eficiente. Una inversión mayor en mejor tecnología para los activos (impresoras) a través de la adopción de un nuevo paradigma: la tecnología de impresión en frío con índices de falla considerablemente menores.
Es una apuesta que rompe todos los esquemas, ya que la reducción de fallas, sumada a consumibles de mayor capacidad, genera muchas menos intervenciones. Esto, por supuesto, se traduce en menos horas de servicio, un inventario mucho menor de repuestos y consumibles, y un tiempo de inactividad mucho menor de los activos de la flota.
En conclusión, el negocio de los servicios administrados de impresión tiene ahora la oportunidad de ser rentable nuevamente mediante la sustitución de la tecnología actual de las impresoras láser.
La alternativa es la impresión en frío de las impresoras EPSON con tecnología de impresión con cabezales Precision Core.
La razón es simple: el impacto en los costos de operación se produce precisamente en aquellos costos que no dejan de crecer, es decir, en los costos de mano de obra, logística y capital.
Sin duda, operar con impresoras que fallan menos, que requieren menos intervenciones, que demandan muchos menos repuestos y cuyos costos variables son considerablemente menores, representa el nuevo paradigma que permitirá que este negocio sea rentable nuevamente. Una gran oportunidad para los proveedores de servicio de MPS que creen en la innovación y en el buen servicio.
*Mario Pedreros es director regional Epson México.