El servicio de tarjetas ofrece a los consumidores mejores experiencias de compra, mientras que las empresas obtienen estables oportunidades de crecimiento.
La vanguardia tecnológica es una característica representativa del mercado de la emisión de tarjetas. Los emisores deben estar al corriente de las tendencias estratégicas, operativas y tecnológicas para no ser desplazados por la competencia, y entregar una oferta que atraiga más clientela.
Uno de los desafíos para bancos, financieras, fintechs, retailers y cadenas departamentales emisoras de tarjetas, es comprender a su cartera de clientes. En la actualidad hay personas que se van adaptando al uso de servicios financieros digitales y los que nacieron con la tecnología en la mano.
Los emisores ya no manejan un solo perfil de cliente, ahora es una combinación de diferentes preferencias. Este cambio supuso avances significativos e innovaciones en los servicios financieros como las tarjetas digitales, mejorando la experiencia de los usuarios al momento de realizar un pago.
El auge de los pagos con smartphones y del comercio electrónico, digitalizaron los hábitos de compra, obligando a los emisores de tarjetas a reforzar su capacidad de respuesta, seguridad y tecnología.
De acuerdo con el reporte Digital Banking Maturity 2022 de Deloitte, durante 2022 la gestión de tarjetas fue una de las áreas de la banca de consumo en donde hubo más incrementó en nivel de digitalización con un 15%.
¿Qué requieren los emisores de tarjetas para entender a sus usuarios?
Apoyarse en dos elementos clave: una plataforma de procesamiento emisor de tarjetas as a Service escalable, moderna, flexible y probada en el mercado local, y asegurarse que el proveedor sea un socio consejero con valor estratégico y no únicamente un colaborador comercial.
Referente a las plataformas modernas de emisión, es necesario que desarrollen productos financieros por encima del tradicional crédito y el débito. Las soluciones actuales generan tarjetas digitales, de prepago, de regalo, comerciales, puntos, préstamos y dualidad, entre otras, que brindan un valor añadido al usuario final.
Tales tarjetas pueden ser creadas con miles de combinaciones posibles en numerosas monedas y marcas, y se configuran a gran velocidad gracias a las API´s que las conectan con todos los módulos en los que opere la institución financiera o bancaria.
Esta tecnología cubre los aspectos más básicos de las legislaciones locales, de manera que el emisor cumple con las regulaciones locales y opera bajo los marcos normativos en los territorios donde tenga presencia, así como con los mandatos de las marcas para el caso de las tarjetas internacionales.
En cuanto a las APIs, lo imprescindible es contar con un equipo de expertos en su programación y acceso a un developer portal. Finalmente, un servicio redondo añade la consultoría de gerentes y analistas de negocio para diseñar productos financieros de acuerdo con la dimensión del emisor.
Como resultado del progreso tecnológico y el asesoramiento apropiado, los emisores suman más herramientas para crecer. Pero sobre todo se beneficiarán de los medios para alcanzar a un nicho mayor de clientes, sin importar su edad o necesidades con la innovación como elemento distintivo para impulsar mejores experiencias de compra y pagos.