Por qué la reputación corporativa es crucial para tu empresa
Descubre cómo mejorar la de tu organización.
Hace unas semanas, el representante de un integrador se puso en contacto con Infochannel para reclamar un supuesto ataque a la reputación corporativa de su empresa.
Estaba molesto porque el nombre de su compañía se mencionó en una columna de opinión en la que se informaba que había sido inhabilitada como proveedora del Gobierno Federal por al menos 24 meses.
Con documentos oficiales se demostró que lo señalado en el artículo es real, pese a ello siguió negando los hechos, aunque desistió del reclamo y de usar su derecho de réplica.
La historia se repitió hace un par de semanas cuando otra compañía del sector también fue notificada de una prohibición para vender a gobierno durante varios meses, a raíz de una investigación en la que se plantean supuestas malas prácticas y contubernio con funcionarios para hacerse de los proyectos.
En este caso, el integrador optó por guardar silencio, en espera de que algo más quitará los reflectores de su empresa.
Con estas acciones, ambas compañías buscaron proteger su reputación corporativa o la imagen que proyecta una empresa en el entorno en el que opera.
Esta se basa en la percepción, la valoración y la relación con sus grupos de interés. Se trata de un activo intangible que influye en el éxito y la sostenibilidad de la empresa, así como en su posición en el mercado y su capacidad para afrontar desafíos y oportunidades.
¿Por qué es importante cuidar la reputación corporativa?
En la actualidad, los consumidores son más exigentes y conscientes de lo que quieren y esperan de las empresas. No solo buscan productos y servicios de calidad, sino también coherencia, transparencia, responsabilidad y compromiso por parte de las compañías. Por eso, las empresas deben actuar con integridad y comunicar de forma efectiva sus valores, su propósito y su impacto social y ambiental.
Una buena reputación corporativa genera confianza, lealtad, preferencia y recomendación por parte de los clientes, los empleados, los proveedores, los accionistas y el público en general.
Además, una buena reputación corporativa ayuda a diferenciarse de la competencia, a atraer y retener el talento humano, a acceder a mejores condiciones de financiamiento, a reducir los riesgos y a mejorar la rentabilidad.
Por el contrario, una mala reputación corporativa puede tener consecuencias negativas para la empresa, como pérdida de clientes, de ingresos, de valor de mercado, de credibilidad, de oportunidades de negocio y de capacidad de innovación.
También puede afectar a la moral y al compromiso de los empleados, a la calidad de los productos y servicios, a la responsabilidad social y ambiental y a la imagen pública de la empresa.
¿Cómo se mide la reputación corporativa?
Existen diferentes metodologías e indicadores para medir la reputación corporativa de una empresa, tanto desde una perspectiva cuantitativa como cualitativa. Algunos de los aspectos que se suelen evaluar son:
- La identidad corporativa: la misión, la visión, los valores, la cultura y el estilo de la empresa.
- La imagen corporativa: el logotipo, el nombre, el slogan, el diseño y la estética de la empresa.
- La comunicación corporativa: los mensajes, los canales, los medios, los públicos y los objetivos de la empresa.
- La responsabilidad social corporativa: el impacto social y ambiental de la empresa, así como su contribución al desarrollo sostenible.
- La calidad de los productos y servicios: el nivel de satisfacción, fidelización y recomendación de los clientes, así como la innovación y la diferenciación de la empresa.
- El desempeño financiero: los ingresos, los beneficios, el valor de mercado, la solvencia y la rentabilidad de la empresa.
- El capital humano: el clima laboral, la motivación, el compromiso, la formación, el desarrollo y la retención del talento de la empresa.
- El liderazgo: la visión, la estrategia, la gestión, la ética y la reputación de los directivos y los líderes de la empresa.
¿Cómo se gestiona la reputación corporativa?
La gestión de la reputación corporativa es un proceso continuo y proactivo que implica a toda la organización y a todos sus grupos de interés. Algunas de las acciones que se pueden realizar para gestionar la reputación corporativa son:
- Definir y comunicar la identidad corporativa de la empresa, su misión, su visión, sus valores, su cultura y su estilo.
- Diseñar y proyectar una imagen corporativa coherente, atractiva y diferenciadora, que refleje la personalidad y el posicionamiento de la empresa.
- Desarrollar una estrategia de comunicación corporativa eficaz, que transmita los mensajes clave, los logros y las buenas prácticas de la empresa, y que establezca una relación de confianza y diálogo con los grupos de interés.
- Implementar una política de responsabilidad social corporativa que demuestre el compromiso de la empresa con el desarrollo sostenible, el bienestar social y la protección ambiental, y que genere valor compartido para la empresa y la sociedad.
- Ofrecer productos y servicios de calidad, que satisfagan las necesidades y expectativas de los clientes, y que aporten innovación y diferenciación al mercado.
- Optimizar el desempeño financiero de la empresa, que garantice su viabilidad, su crecimiento, su rentabilidad y su competitividad, y que atraiga y fidelice a los inversores y accionistas.
- Potenciar el capital humano de la empresa, que fomente un clima laboral positivo, que motive, forme, desarrolle y retenga al talento, y que impulse el liderazgo, el trabajo en equipo y la participación de los empleados.
- Ejercer un liderazgo responsable, que inspire una visión, una estrategia, una gestión, una ética y una reputación ejemplares, y que genere confianza, credibilidad y respeto entre los grupos de interés.
¿Cómo se protege la reputación corporativa?
La reputación corporativa es un activo vulnerable, que puede verse afectado por situaciones de crisis, escándalos, errores, rumores o ataques. Por eso, es necesario protegerla, anticipándose, previniendo y actuando ante cualquier amenaza o riesgo. Algunas de las medidas que se pueden tomar para proteger la reputación corporativa son:
- Realizar un análisis de riesgos, que identifique los posibles escenarios de crisis, sus causas, sus consecuencias, sus públicos y sus acciones.
- Elaborar un plan de crisis, que defina los objetivos, los roles, los recursos, los protocolos, los mensajes y los canales de comunicación ante una situación de crisis.
- Actuar con rapidez, transparencia, honestidad y responsabilidad ante una situación de crisis, informando sobre los hechos, las medidas y los resultados, reconociendo los errores, pidiendo disculpas, ofreciendo soluciones y asumiendo las consecuencias.
- Monitorizar la reputación corporativa, que permita medir el impacto de la crisis, la evolución de la percepción y la valoración de los grupos de interés, y la efectividad de las acciones realizadas.
- Aprender de la crisis, que implique corregir las causas, implementar acciones de mejora, reforzar la confianza y la relación con los grupos de interés, y prevenir futuras crisis.
La reputación corporativa es el activo estratégico que lo cambia todo
Es la imagen que proyecta una empresa en el entorno empresarial, basada en la percepción, la valoración y la relación con sus grupos de interés.
Una buena reputación corporativa influye en el éxito y la sostenibilidad de la empresa, así como en su posición en el mercado y su capacidad para afrontar desafíos y oportunidades.
Por eso, es importante cuidarla, gestionarla y protegerla de forma continua y proactiva.
Así, se podrá crear valor para la empresa y para sus grupos de interés, y se podrá afrontar con mayor seguridad y eficiencia las situaciones de crisis que puedan surgir.