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Especialistas alertan sobre los riesgos de almacenar datos biométricos sin una regulación clara y sin responsables definidos.
Ante el avance de la digitalización en México, el gobierno federal ha anunciado la implementación de una CURP biométrica, lo que ha encendido el debate sobre la seguridad, protección y uso adecuado de los datos personales sensibles.
“Se requiere una infraestructura robusta y una legislación específica que defina claramente quién será responsable del resguardo de los datos biométricos y cómo se actuará en caso de una filtración”, advierte Velda Gámez, investigadora en Ciberseguridad y Derecho Digital del Tecnológico de Monterrey, Campus Santa Fe.
¿Qué son los datos biométricos y por qué preocupan?
Los datos biométricos incluyen huellas digitales, reconocimiento facial, de iris o de voz. Son considerados altamente sensibles porque, a diferencia de una contraseña, no pueden cambiarse si son robados.
“El riesgo no es solo técnico, es también político y social. Estamos hablando de una base nacional que puede ser vulnerada si no se define bien quién la administra y cómo se protege”, remarca Gámez.
Uno de los mayores temores, según la experta, es que no exista un deslinde claro de responsabilidades en caso de vulneración. “No basta con saber que habrá una autoridad competente”, señala.
Brechas de seguridad: un problema vigente
Tan solo en junio de este año se registró en México el robo de 160 millones de credenciales, un ejemplo del nivel de vulnerabilidad que aún existe.
“La mayoría de las brechas de ciberseguridad tienen origen humano: personas que descargan información desde redes no seguras o manipulan bases de datos sin protocolos adecuados”, indica Gámez.
Además, los ciberataques de día cero, que explotan vulnerabilidades desconocidas, representan una amenaza constante para sistemas que almacenan datos biométricos.
¿Digitalización inevitable? Sí, pero con reglas claras
Pese a las preocupaciones, la especialista reconoce que la digitalización es un proceso inevitable. “Gran parte de la población ya entrega sus datos biométricos a bancos o plataformas privadas sin mayores reparos”, apunta.
No obstante, advierte que México aún enfrenta retos estructurales para una adopción segura a nivel nacional, como la falta de conectividad eléctrica en zonas rurales y la ausencia de protocolos estandarizados.
Como alternativa, propone iniciar con poblaciones piloto, como funcionarios públicos, para probar la infraestructura antes de ampliarla al resto de la población.
La desconfianza ciudadana y el rol de la educación
La entrega de datos biométricos también enfrenta resistencia social. “Si me dicen que es para encontrar desaparecidos, lo primero que muchos piensan es ‘¿soy candidato a desaparecer?’”, ejemplifica Gámez. “Se necesita generar confianza, no miedo”.
Además, enfatiza la necesidad de educación digital: “La gente no debería solo firmar avisos de privacidad sin entender realmente qué información cede y a quién”.
Recomendaciones para proteger tu identidad
La investigadora sugiere una serie de buenas prácticas para usuarios:
- Evitar entregar datos biométricos en puntos no oficiales o con ofertas sospechosas.
- Activar el doble factor de autenticación en todas las cuentas digitales.
- No almacenar información financiera en aplicaciones sin respaldo de seguridad.
- Usar redes privadas o protegidas para trámites o servicios que impliquen datos sensibles.
Academia, legislación y cooperación internacional
Desde la academia, el Tec de Monterrey impulsa hubs de ciberseguridad que capacitan a estudiantes, servidores públicos y empresas.
Además, Gámez subraya la necesidad de legislaciones ágiles y cooperación internacional: “No podemos gobernar el mundo digital con reglas físicas. Las amenazas cibernéticas no conocen fronteras”.