Entender y apoyar esta transformación no solo es una responsabilidad, sino una oportunidad de negocio en un mercado cada vez más competitivo y digitalizado.
La equidad de género en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) no es solo un tema de justicia social, sino una estrategia esencial para impulsar la innovación y el crecimiento económico en América Latina.
El panorama actual: una brecha que limita el potencial
Según la UNESCO, las mujeres representan solo el 35% de los graduados en carreras STEM a nivel global y apenas el 28% de la fuerza laboral en este sector. En América Latina y el Caribe (ALC), aunque el 41% de los graduados en STEM son mujeres, solo el 30% de los empleados en el sector de tecnologías de la información y comunicación (TIC) son mujeres. Esta desconexión entre educación y empleo plantea una pregunta crítica: ¿qué está impidiendo que las mujeres ingresen y prosperen en estos campos?
La respuesta radica en barreras culturales, falta de mentoría, y la dificultad para equilibrar la vida laboral y personal. Sin embargo, superar estos desafíos no solo beneficiaría a las mujeres, sino también a las empresas y a la economía en general. Un estudio de McKinsey revela que las empresas con más del 30% de representación femenina tienen mayores probabilidades de superar a sus competidores, y los equipos diversos generan más innovaciones.
Reskilling: la clave para cerrar la brecha
La Cuarta Revolución Industrial y el auge de la inteligencia artificial están transformando el mercado laboral. Para los revendedores de tecnología, esto significa que la demanda de habilidades digitales y técnicas está creciendo exponencialmente. Aquí es donde el reskilling (reciclaje profesional) se convierte en una herramienta poderosa.
El reskilling permite a las mujeres actualizar sus habilidades y adaptarse a las nuevas demandas del mercado, lo que se traduce en mayor empleabilidad, adaptabilidad y crecimiento profesional. Para las empresas, invertir en programas de reskilling no solo es una forma de reducir la brecha de género, sino también de asegurar una fuerza laboral capacitada y lista para los desafíos tecnológicos del futuro.
Alianzas estratégicas: un camino hacia la equidad
El Foro Económico Mundial (WEF) destaca que las alianzas entre el sector público, privado y organizaciones filantrópicas son clave para fomentar la participación de mujeres en STEM. Estas colaboraciones pueden incluir programas de mentoría, becas, y capacitaciones específicas diseñadas para abordar los desafíos únicos de cada región.
Un ejemplo inspirador es el trabajo de Vertiv, proveedor de infraestructura crítica y soluciones de continuidad, que ha implementado iniciativas para empoderar a las mujeres en STEM. Como miembro corporativo de Infrastructure Masons (iMasons), Vertiv colaboró con JASON Learning para desarrollar un plan de estudios que acerca a los jóvenes a la industria de centros de datos. Además, en Latinoamérica, Vertiv ha patrocinado talleres intensivos de tres días para jóvenes de comunidades vulnerables, incluyendo a mujeres, brindándoles capacitación en STEM y habilidades clave para el sector.
Por qué los revendedores de tecnología deben actuar ahora
Para los revendedores de tecnología y servicios, la inclusión de mujeres en STEM no es solo una cuestión de responsabilidad social corporativa, sino una estrategia comercial inteligente. Aquí hay tres razones clave:
- Innovación y competitividad: Los equipos diversos generan soluciones más creativas y efectivas, lo que puede diferenciar a su empresa en un mercado saturado.
- Acceso a talento calificado: Con la creciente escasez de profesionales en STEM, atraer y retener talento femenino es esencial para mantener la competitividad.
- Crecimiento del mercado: Las mujeres representan una fuerza de consumo poderosa. Contar con mujeres en roles de liderazgo y desarrollo puede ayudar a las empresas a entender mejor las necesidades de este segmento y diseñar soluciones más efectivas.
Acciones concretas para revendedores
- Invertir en programas de reskilling: Desarrollar o apoyar iniciativas que permitan a las mujeres adquirir habilidades técnicas y digitales.
- Fomentar mentorías: Crear programas que conecten a mujeres jóvenes con profesionales experimentados en STEM.
- Colaborar con organizaciones: Aliarse con instituciones educativas y ONGs para promover la educación STEM entre mujeres.
- Promover políticas inclusivas: Garantizar que los procesos de contratación y promoción sean equitativos y basados en el talento.
El futuro es inclusivo
La brecha de género en STEM es un desafío complejo, pero también una oportunidad para revendedores de tecnología y servicios que buscan diferenciarse en un mercado en constante evolución. Al impulsar la equidad de género, no solo están contribuyendo a un futuro más justo, sino también asegurando su lugar en la vanguardia de la innovación y el crecimiento económico.
El talento no tiene género.