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Comprar en línea, usar redes sociales y aprovechar la tecnología seguirá siendo posible. La diferencia estará en hacerlo con mayor conciencia y criterio frente a riesgos que, hoy más que nunca, apelan a nuestras emociones.
En temporada alta —particularmente durante las compras decembrinas y periodos de promociones— he podido constatar que las amenazas cibernéticas que enfrentamos los usuarios ya no se limitan a malware sofisticado o ataques técnicos avanzados. Hoy, el mayor riesgo está en la combinación de ingeniería social, fraudes digitales bien diseñados y decisiones impulsadas por el consumo emocional.
Este análisis se basa en información y casos documentados por Velda Gámez, investigadora en temas de Ciberseguridad y Derecho Digital del Tecnológico de Monterrey, quien ha estudiado de forma recurrente los patrones de fraude digital que afectan tanto a usuarios finales como a organizaciones en México.
Con base en su análisis y en los comportamientos más frecuentes observados en temporada alta, estas son las principales amenazas que enfrentamos actualmente los usuarios:
1. Ingeniería social basada en la emoción y la prisa
La amenaza número uno no es tecnológica, sino humana. De acuerdo con Velda Gámez, la mayoría de los ataques no dependen de sistemas complejos, sino del análisis del comportamiento del usuario. Los ciberdelincuentes explotan emociones como urgencia, miedo o entusiasmo para provocar decisiones inmediatas. Un solo clic en un enlace falso puede derivar en robo de información sensible o datos financieros.
2. Suplantación de marcas, paqueterías y plataformas de pago
Uno de los fraudes más recurrentes es la suplantación de empresas legítimas. Mensajes falsos de paqueterías, alertas de pagos rechazados o notificaciones de supuestos cargos inducen al usuario a ingresar a sitios fraudulentos que imitan visualmente a las plataformas oficiales. El riesgo aumenta cuando no se accede directamente a la aplicación o sitio auténtico.
3. Fraudes en viajes y turismo digital
El sector turismo se ha convertido en un blanco frecuente. Según explica la investigadora del Tecnológico de Monterrey, plataformas falsas que imitan a agencias reconocidas ofrecen viajes a precios extremadamente bajos en temporadas clave como Hot Sale o periodos vacacionales. Algunos esquemas incluso incorporan centros de atención telefónica para generar una falsa sensación de legitimidad. Las pérdidas reportadas van desde cinco mil hasta más de 260 mil pesos por persona.
4. Compras emocionales y ofertas irreales
En épocas de alto consumo, el deseo de regalar o “aprovechar la oferta” incrementa la impulsividad. “La ingeniería social se basa en generar una respuesta inmediata; una compra en línea suele concretarse en menos de cinco minutos”, advierte Gámez. Los precios excesivamente bajos siguen siendo una señal clara de fraude, aunque con frecuencia se pasan por alto.
5. Exposición excesiva en redes sociales
Las redes sociales son uno de los principales espacios de captación de víctimas. Cada plataforma permite a los atacantes perfilar edades, hábitos y nivel socioeconómico. Publicar ubicaciones en tiempo real, rutinas o fotografías constantes deja un rastro digital que puede ser explotado. En el caso de menores, la especialista recomienda limitar el acceso temprano a redes sociales y evitar dispositivos de conectividad con cámaras o rastreo.
Una amenaza transversal: poca denuncia y baja cultura digital
Un elemento que agrava estos riesgos es que muchas víctimas no denuncian, ya sea por miedo, vergüenza o desconocimiento. Esto facilita que los mismos esquemas se repitan. Además, persiste la falsa percepción de que solo las grandes empresas son objetivo de ataques, cuando usuarios individuales y Pymes concentran gran parte del impacto.
Mirando hacia 2026
El panorama de ciberseguridad seguirá siendo retador. Velda Gámez subraya la urgencia de fomentar una cultura de higiene digital tanto en ciudadanos como en organizaciones. Más allá del miedo, el enfoque debe estar en la información, la prevención y la adopción de hábitos digitales responsables.