¿Tu empresa retiene talento… o lo exprime como una máquina de naranjas?

Por Jackie Abed
Jackie Abed, coach empresarial.
Jackie Abed, coach empresarial.

No dejes que tu empresa sea recordada como una simple máquina de naranjas. Tienes la oportunidad de crear un entorno donde las personas crezcan, aporten y se queden por convicción, no por falta de opciones.

Durante años, muchas empresas han repetido el mismo argumento: “las nuevas generaciones no se comprometen”. Se dice que los jóvenes cambian constantemente de trabajo, que no tienen paciencia y que abandonan los proyectos apenas dominan lo básico. Pero ¿qué pasa cuando es la propia empresa la que no crea las condiciones necesarias para que ese talento se quede?

En especial dentro del sector tecnológico, donde los proyectos exigen creatividad, resiliencia y aprendizaje constante, el problema muchas veces no está en la falta de compromiso de los empleados, sino en un modelo de liderazgo que exprime a las personas como si fueran frutas: se aprovecha su energía al máximo, y cuando ya no pueden más, se les reemplaza.

El ciclo tóxico de exprimir talento

Este fenómeno, cada vez más común en empresas de tecnología, sigue un patrón predecible. Llega una persona joven, entusiasta y con ganas de aprender. Se le asignan tareas desafiantes, trabaja más allá del horario, resuelve problemas con pasión, e incluso propone mejoras por iniciativa propia. Todo va bien… hasta que el sistema empieza a fallar:

  • Los descansos prometidos se postergan indefinidamente porque “hay nuevos retos”.
  • Las prioridades cambian cada semana, sin claridad ni rumbo.
  • El equipo se sobrecarga, pero los líderes solo miran los resultados.
  • Los aumentos de sueldo son simbólicos, y solo llegan como respuesta a una amenaza de renuncia.
  • Los ascensos implican más carga laboral, pero sin compensación adecuada.

Cuando esta dinámica se sostiene por meses o años, el talento termina por abandonar la empresa, agotado y desilusionado. ¿Y qué hace la organización? Busca a otra “naranja” para exprimir. El ciclo comienza de nuevo.

El verdadero costo de perder talento

A simple vista, parecería que siempre hay alguien más dispuesto a ocupar ese puesto. Pero este modelo le sale caro a cualquier empresa:

  • Pérdida de conocimiento: cada persona que se va se lleva su experiencia, contactos y soluciones únicas.
  • Daño a la reputación: los comentarios negativos no solo vienen del exempleado, también de su entorno.
  • Cultura organizacional deteriorada: la desconfianza se instala en los equipos, afectando la colaboración y la innovación.

Las personas no son insumos desechables. Son profesionales que se han desvelado por proyectos, que han invertido horas extra sin obligación, que han hecho suyas las metas de la empresa. Ignorar este compromiso es un error estratégico.

¿Qué historia quieres contar como líder?

La pregunta no debería ser por qué se va la gente, sino:
¿me he comprometido con ellos tanto como espero que ellos lo hagan conmigo?

Las empresas que verdaderamente valoran al talento invierten más allá de la capacitación técnica. Se comprometen con:

  • Liderazgo empático y presente.
  • Expectativas claras y alcanzables.
  • Esquemas de compensación justos.
  • Oportunidades reales de crecimiento profesional.

Un llamado a transformar la cultura empresarial

En el competitivo entorno tecnológico actual, retener talento ya no es un lujo, es una necesidad estratégica. Si una empresa no está dispuesta a ofrecer condiciones justas, otras sí lo harán.

Si eres colaborador, recuerda: tu tiempo y energía valen. Trabajar con pasión es admirable, pero no a costa de tu salud y bienestar.
Y si eres empresario, recuerda: el activo más valioso de tu organización no es la infraestructura ni la tecnología, es la gente que todos los días decide construir contigo.

Firma Jackie
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