En México, el costo de fraude aumentó entre 6.7% a 9.9% más que en los años prepandemia tanto para usuarios como empresas, ubica Prosa.
Entre el 80 y 90% de los usuarios de servicios financieros, sobre todo bancarizados, han sido víctimas de fraude, aseveró Prosa, firma especializada en pagos electrónicos en México.
Un agravante es que los estafadores no están únicamente robando números de cuenta.
Sino que están usando métodos más sofisticados para cometer estafas financieras, lo que ha incrementado el costo del fraude.
Afirmó Gabriel Hernández, director de Nuevos Productos y Carnet de Prosa.
El costo de este delito aumentó entre 6.7% a 9.9% más que en los años prepandemia, y con un impacto que abarca usuarios y empresas.
Resaltó el representante de la firma en el “Foro de Inclusión Financiera de FICO”.
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Señaló que se estimaba que el costo del fraude era de 30 billones de dólares al año, con un impacto directo a la cartera de las empresas.
Ahora, se pronostica que las transacciones fraudulentas, únicamente con tarjetas, aumentarán hacia 2027 alrededor de 20 por ciento, hasta alcanzar casi los 39 billones de dólares anuales, dimensionó.
Crece el costo de los fraudes financieros
“El costo del fraude venía un poco controlado, se contuvo en la pandemia pero ahora está devuelta con un crecimiento casi del 10 por ciento.
“Este crecimiento y costo a veces pensamos que sólo se refiere a la pérdida de una transacción o de impacto financiero para un cliente, pero está lejos de la realidad.
“Realmente el delito impacta más en todo el ciclo de vida del cliente” precisó en su presentación.
“Si algún cliente le hacen fraude cuesta: tiempo, dinero, inversión y el esfuerzo para que vuelva a confiar en esa institución.
“Entonces el costo de fraude no sólo es monetario, es el tiempo que tarda el cliente en volver a tener confianza en el medio de pago“, expuso.
Hasta 2019, se calculaba que por un dólar perdido por fraude, la institución financiera perdía 3.25 dólares por el impacto del incidente.
Actualmente, esta cifra ha aumentado a cuatro dólares por cada dólar perdido por fraude, de acuerdo con Prosa.
“La empresa tiene que volver a invertir en convencer al cliente, en volver a invertir en herramientas, en poner el producto en sus manos y en hacer que lo use.
“Entonces, cada vez el costo es más impactante”, comentó Hernández.