La demanda de chips de memoria se desploma lo que se refleja en la baja en precios de unidades SSD SATA o M.2, lo mismo que en tarjetas micro SD o memorias USB.
El precio de distintos productos de memoria va en picada; la oferta es alta, la demanda floja y eso está forzando a la consolidación del mercado a través de fusiones como la que podría ocurrir entre Kioxia y Western Digital.
Ambos gigantes del almacenamiento han sufrido caídas de cerca del 30% en su facturación, lo que los ha llevado a recortar sus ritmos de producción y a conversar sobre una posible fusión.
Kioxia es el jugador No. 2 y Western Digital el No. 4 del mundo en la producción de chips de memoria.
La combinación de sus negocios de memoria flash podría aumentar la competitividad frente a rivales como Samsung Electronics de Corea del Sur.
Kioxia, anteriormente Toshiba Memory, fue vendida por Toshiba Corp (6502.T) en 2018 a un consorcio liderado por Bain Capital por $ 18 mil millones. Ha archivado los planes para una oferta pública inicial debido al deterioro del mercado de memorias flash. Toshiba todavía posee el 40,6% de Kioxia.
En Japón, las dos compañías producen conjuntamente chips de memoria flash NAND, que no necesitan energía para retener datos y se utilizan en teléfonos inteligentes, computadoras personales y servidores de centros de datos.
Un Kioxia-Western Digital combinado controlaría un tercio del mercado global de flash NAND, poniéndolo a la par con Samsung, el jugador más grande.
Para ti como integrador, es el momento correcto de recomendar a tus clientes actualizar con memoria su base instalada de equipos de cómputo, ampliar la capacidad de almacenamiento de servidores, entre otros sistemas de infraestructura.
A la situación del mercado también contribuye el periodo de tiempo del año, en el que habitualmente se ajusta el precio de los modelos disponibles ante la próxima llegada de nueva tecnología.
La paridad del peso frente al dólar es otro factor que también juega a favor para que recomiendes ahora invertir en productos de memoria.
¿Pero qué pasó?
La pandemia disparó la demanda por PCs y portátiles; los fabricantes no daban abasto con la demanda de equipos y componentes y los problemas de producción por confinamientos y de suministro, provocaron que los precios se dispararan.
Ahora está sucediendo justo lo contrario.
La oferta se ha recuperado desde entonces y la demanda, por contra, se ha visto muy reducida.
Los fabricantes, que realizaron grandes inversiones para satisfacer la demanda en aquella época, se encuentran ahora con un problema: la gente ya no quiere tantos productos de memoria.
Eso se ha notado en los precios que se han ido reduciendo no solo en unidades SSD SATA o M.2, sino también en tarjetas micro SD o memorias USB, que se pueden encontrar a precios cada vez más bajos.